MENSAJE DEL ARCÁNGEL GABRIEL
Por Marlene Swetlishoff
Guardiana de las Sinfonías de la Gracia
19 de febrero 2015
Amados,
Tengamos una charla sobre la cualidad del amor que se conoce en el mundo como ejemplificación, que se define como el establecimiento de un ejemplo que es admirable por los demás. La ejemplificación es la manifestación externa de conformidad infalible e invariable con la voluntad divina por los que valoran y se adhieren a lo que es bueno y verdadero en sus vidas. Dedican sus vidas a ahondar por debajo de la superficie material de las cosas, buscando a Dios y a la inteligencia divina para encontrar la causa espiritual para explicar el funcionamiento del universo. Mediante su ejemplificación de este precepto, no aceptan ninguna otra dirección, volcándose a lo divino para la orientación en todos sus asuntos humanos. Son la expresión de la excelencia en el personaje que ejemplifica de forma natural bondad, honestidad, autocontrol, y otras cualidades divinas. Cautelosos de ser y encarnar a un personaje que es naturalmente moral, viviendo su verdad y de adherirse a la ley divina, entienden cómo llevar el poder de lo divino en cada situación que se les presente. Su sentido espiritual se ejemplifica en su espiritual saber y hacer, y es el resultado de un entendimiento práctico de cómo experimentar una vida de bienestar y plenitud espiritual.
Cuando uno trae al mundo el entendimiento de que la ley de lo divino está siempre presente y operativa en la conciencia humana a través de la búsqueda de nada para sí mismo, se aseguran de que cada paso que dan es acorde con la voluntad y el propósito divino, manteniendo el hecho de la unicidad de la humanidad con la divinidad, y sin perder de vista su propio ser espiritual. A través de esta ejemplificación, toman posesión de su cuerpo, y rigen su sentimiento y acción. Se levantan en la fuerza del espíritu para resistir todo lo que es diferente a la pureza y la bondad. Se mueven de su forma material de pensamiento y abrazan el ideal divino de la simplicidad que podría traer la verdadera satisfacción, la seguridad y la paz. Abrazan el poder divino y la presencia de lo que se reconoce de forma inteligente y demuestran prácticamente. Este conocimiento se manifiesta en la ejemplificación de cada día de su vida espiritual individual, ya que se aplican para demostrar su capacidad de tratar con calma, tranquilidad y confianza los problemas y responsabilidades que acosan a la existencia humana.
La ley de inteligencia divina se preserva y mantiene eternamente la verdad del ser para poner orden y armonía, libertad y salud en las personas cuyos pensamientos están gobernados y controlados por ella. Esto cuenta por completo con el reconocimiento y obediencia de uno hacia ésta. Es natural que una persona recurra a lo divino para la orientación e instrucción de las verdades espirituales con el fin de ser su exponente perfecto y demostración de sus preceptos a través de la ejemplificación. Por medio de su voluntad y capacidad para servir en lugar de su deseo de ser servido, ejemplificando el desinterés, que es una cualidad esencial de la persona espiritual, supera de esta manera este falso sentido de sí mismo por completo. Al poner en práctica la ejemplificación de las cualidades divinas en cada pensamiento de sí mismos o de sus compañeros, uno gana fuerza física, mental, moral y espiritualmente se está en posesión de la humildad en medida abundante, ya que reconocen lo divino como la única fuente de inteligencia y poder.
Otra característica de la persona espiritual ejemplar es su hábito de ver y apreciar la pureza y la bondad en otros a su alrededor. Como seres espirituales perfectos que se rigen por la sola divinidad, hay muchas hermosas cualidades de la divinidad latente en la vida de cada persona. Estas cualidades logran una mayor y elevada capacidad para el reconocimiento activo, alegre, enérgico y consciente del poder de la humanidad a través de su expresión divina a ser amoroso, cariñoso y compasivo en el mundo. Estos individuos comienzan a irradiar amor y esta radiación se convierte en su práctica espiritual. Su conciencia y amor salen al exterior para el mundo que les rodea. Este nuevo enfoque se dirige hacia lo divino en los demás y en la naturaleza. Su sentido de adoración, devoción y amor se dirige hacia el mundo. El mundo y todo lo que hay en él se convierte en el objeto de reverencia y amor. Su ejemplificación de expresar una conciencia superior se abre a la belleza de la vida que les rodea abriéndose de este modo a una apreciación espiritual y estética profunda de lo que encuentran en el mundo. Tienen una apreciación amorosa por la belleza que se encuentra en el mundo, pero es sin apego o deseo. Es simplemente una apreciación amorosa pura y reverencial por todo lo que es bello y bueno.
Su centro del corazón se vuelve como un faro o un sol, irradiando amor al mundo. Su corazón está abierto y radiante de amor, como la expresión y el resplandor de lo divino y se convierten en el agente ejemplar y activo de la divinidad, un giro armónico dentro y fuera al mismo tiempo. Caminan por el mundo con sus sentidos bien abiertos y su corazón y su mente están plenamente involucrados en el mundo, sin embargo, no se están perdiendo en el mundo, ni perdiéndose en el caos o complicaciones y distracciones del mundo. Siempre están practicando para mantener el propio sentido de equilibrio interior y armonía con el mundo exterior. Esta ejemplificación en la práctica implica la intención activa y una conciencia despierta que se llena sólo con la presencia divina. Esta ascensión hacia una conciencia superior se produce mediante el dejar ir y la entrega voluntaria de los apegos mentales y emocionales.
En ejemplificación entonces, lleguen a ser como un sol e irradien la luz de amor de toda la vida que les rodea. Hagan su propia vida más divina, y ayuden a que todo a tu alrededor sea más divino. Irradien amor, queridos, y ayuden a llevar a cabo el amor en todo los que conocen.
YO SOY el Arcángel Gabriel
© 2009-2015 Marlene Swetlishoff / Tsu-tana (Soo-tam-ah) Guardiana de las Sinfonías de Gracia
Traducido por Andelei
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